Si analizamos la evolución del sistema financiero global, podemos identificar diferentes momentos en los cuales se produjeron disrupciones desde el punto de vista tecnológico en pos de mejorar su eficiencia, tales como la introducción de la máquina de contabilidad en 1920; el empleo de computadoras a partir de 1950; los cajeros automáticos y las tarjetas de crédito en 1970 y la explosión de internet en 1990 que dio origen al nacimiento del “home banking”.

Todos estos avances tecnológicos, si bien mejoraron la eficiencia del sistema y la experiencia del usuario, seguían estando en manos de bancos e instituciones financieras tradicionales.

Con el nuevo milenio aparece otra disrupción, las Fintech, empresas de origen tecnológico que comienzan a ofrecer servicios financieros fuera del sistema bancario tradicional, siendo la más emblemática PayPal, fundada por el mismísimo Elon Musk.

Pero todos estos avances no atacaban el problema de la centralización, es decir todas las transacciones financieras pasaban a través de instituciones centralizadas en las que había que confiar.

El surgimiento de la blockchain y las criptomonedas creó las condiciones para que se genere una nueva disrupción, las finanzas descentralizadas, DeFi por su siglas en inglés.

En este nuevo paradigma ya no interviene ninguna institución financiera o bancaria. Todo se controla a través de smart contracts en la blockchain, más seguro, rápido y a costos mucho más bajos.

Si hablamos específicamente del turismo, al ser una actividad internacional por naturaleza, las DeFi pueden ser la solución a los problemas de pagos “cross border”, permitiendo realizar giros de divisas sin pasar por el sistema bancario internacional. Como dijimos anteriormente, más rápido, seguro y barato.

Sin duda, las DeFi cambiarán la manera de cómo operamos financieramente.